La casa que fue del Dr. Matías Carrasco
Rafael Chino Velázquez
C.N.P. 24.420
Inmortalizar a Tumeremo, simboliza evocar un pasado lleno de reminiscencias,
a pesar de que las viejas estructuras de sus casas poco a poco van
desapareciendo, pero aún quedan algunas edificaciones, que como testigo silente
personifican un pretérito glorioso.
Nos referimos a la casa que fue propiedad del doctor Matías
Carrasco, mansión de arquitectura colonial, de amplio zaguán, de anchos
corredores de piso enladrillado e hileras simétricas de pilares redondos. Morada
de grandes ventanas y patio central sembrado de rosas y claveles, que ha estado
desde su construcción unida a la historia de Tumeremo, con la fuerza de la
mezcla real de sus paredes. Ubicada en la calle Bolivar, a pocos metros de la
histórica Plaza Bolivar de Tumeremo.
La primera imprenta en Tumeremo
Construida, según algunos estudiosos de la historia
pueblerina, por el doctor Matías Carrasco, nativo de Guasipati, odontólogo,
poeta, y periodista. Carrasco, introdujo la primera imprenta en Tumeremo, en
esa casona instaló el taller para editar
el periódico El Trabajo y La Campana, con su lúcida y brillante pluma impulsó los
ideales de libertad, para inspirar y vigorizar
la democracia, y romper las ataduras de la opresión del gobierno del
Benemérito, y caudillo de la Mulera General
Juan Vicente Gómez.
Tumeremo para el año de 1912 era el epicentro
político-militar del territorio del Yuruari. La residencia del Dr. Matías
Carrasco, muy frecuentada por militares y políticos que enfrentaban a la férrea
dictadura gomecista. La tranquilidad
nocturna de las viviendas de los hatos,
y fundos agrícolas de Tumeremo, trasponían una oscuridad fugitiva de muchas
multitudes que revoloteaban en los predios de la casa del Dr. Matías Carrasco.
En sus extensos salones
se desarrollaron fogosas reuniones, con la presencia de distinguidas personalidades
de la sociedad tumeremense, conocidas por su amplio trato, y otras que hasta
allá se habían llegado en el tumulto de las empresas guerreras, con el fin de
de ajustar las estrategias militares que para esa época se desarrollaban en la
cuenca del yuruari, y en el sigilo de
las complicaciones políticas, cuyas reuniones
se desenvolvían para colaborar con la causa revolucionaria.
Germinan las primeras conversaciones masónicas en Tumeremo
En la histórica casona surgieron las primeras conversaciones de
un grupo hombres libres y de buenas costumbres, quienes con su sapiencia, y sabiduría,
inspiraron el propósito para que germinara la francmasonería en Tumeremo.
Fueron ellos, doctor Matías Carrasco, Pedro José Beria, Vicente Larocca, Pedro
C. Gómez, Henrique Story, Pascual Gravinia, José Damiani, Ramón Maderleine,
Domingo Decarly, Guillermo Fadull, Pedro V Herrera, Manuel Figuera, Manuel
Acosta Tenorio, artífices de la escuadra y el compás, como símbolo de la
Tolerancia y la Virtud.
La histórica casona: fue asiento del Juzgado de Tumeremo
Es importantes resaltar que en la señalada casa funcionó el
Juzgado de Tumeremo, cuyo juez titular fue Pedro Andrés Cova, quien conoció e
instruyó el expediente con motivo del asesinato del General Pedro José
Fernández Amparam, hecho este ocurrido la noche de 22 de junio de 1920, en la
finca de su propiedad, ubicada en el sector “5 Reales” (hoy conocido como
Chuponal).
Ahí funcionó el Banco Agrícola y Pecuario
Para el año de 1953, en la histórica casa funcionó el Banco
Agrícola y Pecuario, institución creada por
el presidente de la República, para ese entonces, General Marcos Pérez Jiménez.
Como Gerente del recién creado Banco Agrícola y Pecuario, fue designado el
señor José Rodrigo Balza, y secretaria la joven Alicia García.
La política del Banco
Agrícola y Pecuario, era exclusivamente el
financiamiento para suministrar créditos a los agricultores Tumeremo, y pueblos circunvecinos El dorado y Santa Elena
de Uairen. Una vez otorgado el crédito,
el agricultor se comprometía con el Banco a cancelar la pignoración con el
producto de la cosecha.
El Hotel Florida: centro de reuniones políticas
Años más tarde la casa fue adquirida mediante compra-venta que de ella hizo, el capitán Eduardo Sarmiento
(El Mocho Sarmiento), esposo de doña Juana Lanz de Sarmiento, madre de nuestro
dilecto y querido hermano Julio Vhalis Lanz, ex-juez de Tumeremo.
Doña Juana Lanz de Sarmiento, fundó el hotel Florida, el
cual pasó a ser el principal centro
hotelero de Tumeremo, con amplios y confortables habitaciones. Pero no
solamente era hotel, sino que allí se realizaban reuniones políticas, e
inclusive huéspedes distinguidos que
tuvo el hotel Florida, los presidentes Raúl Leoni, y Rafael Caldera.
Igualmente el Dr. Eduardo Fernández, El
Tigre, quien le dispensó una visita a doña Juana. (Fuente: “Tumeremo la
Historia Divertida”.-Isidro Casanova).-
Significativamente los antecedentes históricos de esta casa
continuaron desarrollándose, ya que las
tertulias, y reuniones políticas, nunca perdieron vigencia. La vieja casa fue
vendida recientemente, sus nuevos dueños, procedieron a remodelar la
estructura, desapareciendo su vistosidad arquitectónica, cercenando parte de la historia de Tumeremo
Se desvanece la Historia de Tumeremo
Es es necesario resaltar que a veces resulta muy difícil
evolucionar y construir un futuro mejor si no conocemos nuestro gentilicio en
profundidad, y justamente es lo que viene aconteciendo en Tumeremo, donde su
difusión histórica, social, económico, cultural y político, ha venido
claudicando de una forma exagerada
Esta aseveración está expresada en la famosa frase “Quien no
conoce su historia está condenado a repetirla”, atribuida por unos, al poeta y
filosofo estadounidense de origen español Jorge Agustín Nicolás Ruiz de
Santayana y Borrás, y por otros al abogado, periodista, político, estadista
argentino y Presidente de Argentina entre 1874 y 1880, Nicolas Avellaneda.
Lo cierto es que Tumeremo, exhorta de un gran compromiso, para
reivindicar los hechos, que a pasar del paso del tiempo permanezcan en las
calles, en las casas, y en las mismas personas, defendiendo nuestro gentilicio,
el apego a nuestra identidad, y al rescate de
la historia pueblerina, que poco a poco se va desvaneciendo, sin que
institución alguna se digne en proteger las pocas áreas históricas que aún quedan en Tumeremo.
Sin pasado no es posible un presente, y un futuro prospero
capaz de lograr un verdadero desarrollo sustentable, cabalmente, eso es lo que
exigen los tumeremenses, defender su gentilicio, y ocupar el auténtico sitial que le corresponde
como pueblo de accion y
esperanzas.
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