domingo, 6 de diciembre de 2020

 

La casa que  fue del Dr. Matías Carrasco

 

Rafael Chino Velázquez

C.N.P. 24.420

 

Inmortalizar a Tumeremo, simboliza evocar un pasado lleno de reminiscencias, a pesar de que las viejas estructuras de sus casas poco a poco van desapareciendo, pero aún quedan algunas edificaciones, que como testigo silente personifican un pretérito glorioso.

Nos referimos a la casa que fue propiedad del doctor Matías Carrasco, mansión de arquitectura colonial, de amplio zaguán, de anchos corredores de piso enladrillado e hileras simétricas de pilares redondos. Morada de grandes ventanas y patio central sembrado de rosas y claveles, que ha estado desde su construcción unida a la historia de Tumeremo, con la fuerza de la mezcla real de sus paredes. Ubicada en la calle Bolivar, a pocos metros de la histórica Plaza  Bolivar de Tumeremo.

La primera imprenta en Tumeremo

Construida, según algunos estudiosos de la historia pueblerina, por el doctor Matías Carrasco, nativo de Guasipati, odontólogo, poeta, y periodista. Carrasco, introdujo la primera imprenta en Tumeremo, en esa casona  instaló el taller para editar el periódico El Trabajo y La Campana, con su lúcida y brillante pluma impulsó los ideales  de libertad, para inspirar y vigorizar la democracia, y romper las ataduras de la opresión del gobierno del Benemérito,  y caudillo de la Mulera General Juan Vicente Gómez.

Tumeremo para el año de 1912 era el epicentro político-militar del territorio del Yuruari. La residencia del Dr. Matías Carrasco, muy frecuentada por militares y políticos que enfrentaban a la férrea dictadura  gomecista. La tranquilidad nocturna de las viviendas  de los hatos, y fundos agrícolas de Tumeremo, trasponían una oscuridad fugitiva de muchas multitudes que revoloteaban en los predios de la casa del Dr. Matías Carrasco.

En  sus extensos salones se desarrollaron fogosas reuniones, con la presencia de distinguidas personalidades de la sociedad tumeremense, conocidas por su amplio trato, y otras que hasta allá se habían llegado en el tumulto de las empresas guerreras, con el fin de de ajustar las estrategias militares que para esa época se desarrollaban en la cuenca del yuruari, y en  el sigilo de las complicaciones políticas, cuyas reuniones  se desenvolvían para colaborar con la causa revolucionaria.

Germinan las primeras conversaciones masónicas en Tumeremo

En la histórica casona surgieron las primeras conversaciones de un grupo hombres libres y de buenas costumbres, quienes con su sapiencia, y sabiduría, inspiraron el propósito para que germinara la francmasonería en Tumeremo. Fueron ellos, doctor Matías Carrasco, Pedro José Beria, Vicente Larocca, Pedro C. Gómez, Henrique Story, Pascual Gravinia, José Damiani, Ramón Maderleine, Domingo Decarly, Guillermo Fadull, Pedro V Herrera, Manuel Figuera, Manuel Acosta Tenorio, artífices de la escuadra y el compás, como símbolo de la Tolerancia y la Virtud.

La histórica casona: fue asiento del Juzgado de Tumeremo  

Es importantes resaltar que en la señalada casa funcionó el Juzgado de Tumeremo, cuyo juez titular fue Pedro Andrés Cova, quien conoció e instruyó el expediente con motivo del asesinato del General Pedro José Fernández Amparam, hecho este ocurrido la noche de 22 de junio de 1920, en la finca de su propiedad, ubicada en el sector “5 Reales” (hoy conocido como Chuponal).

 Ahí funcionó  el Banco Agrícola y Pecuario

Para el año de 1953, en la histórica casa funcionó el Banco Agrícola y Pecuario, institución creada  por el presidente de la República, para ese entonces, General Marcos Pérez Jiménez. Como Gerente del recién creado Banco Agrícola y Pecuario, fue designado el señor José Rodrigo Balza, y secretaria la joven Alicia García.

La política del  Banco Agrícola y Pecuario, era exclusivamente el  financiamiento para suministrar créditos a los agricultores Tumeremo, y  pueblos circunvecinos El dorado y Santa Elena de Uairen.  Una vez otorgado el crédito, el agricultor se comprometía con el Banco a cancelar la pignoración con el producto de la cosecha.

El Hotel Florida: centro de reuniones políticas

Años más tarde la casa fue adquirida mediante compra-venta  que de ella hizo, el capitán Eduardo Sarmiento (El Mocho Sarmiento), esposo de doña Juana Lanz de Sarmiento, madre de nuestro dilecto y querido hermano Julio Vhalis Lanz, ex-juez de Tumeremo.

Doña Juana Lanz de Sarmiento, fundó el hotel Florida, el cual  pasó a ser el principal centro hotelero de Tumeremo, con amplios y confortables habitaciones. Pero no solamente era hotel, sino que allí se realizaban reuniones políticas, e inclusive  huéspedes distinguidos que tuvo el hotel Florida, los presidentes Raúl Leoni, y Rafael Caldera. Igualmente  el Dr. Eduardo Fernández, El Tigre, quien le dispensó una visita a doña Juana. (Fuente: “Tumeremo la Historia Divertida”.-Isidro Casanova).-

Significativamente los antecedentes históricos de esta casa continuaron desarrollándose, ya que  las tertulias, y reuniones políticas, nunca perdieron vigencia. La vieja casa fue vendida recientemente, sus nuevos dueños, procedieron a remodelar la estructura, desapareciendo su vistosidad arquitectónica, cercenando  parte de la historia de Tumeremo

Se desvanece la Historia de Tumeremo

Es es necesario resaltar que a veces resulta muy difícil evolucionar y construir un futuro mejor si no conocemos nuestro gentilicio en profundidad, y justamente es lo que viene aconteciendo en Tumeremo, donde su difusión histórica, social, económico, cultural y político, ha venido claudicando de una forma exagerada

Esta aseveración está expresada en la famosa frase “Quien no conoce su historia está condenado a repetirla”, atribuida por unos, al poeta y filosofo estadounidense de origen español Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana y Borrás, y por otros al abogado, periodista, político, estadista argentino y Presidente de Argentina entre 1874 y 1880, Nicolas Avellaneda.

Lo cierto es que Tumeremo, exhorta de un gran compromiso, para reivindicar los hechos, que a pasar del paso del tiempo permanezcan en las calles, en las casas, y en las mismas personas, defendiendo nuestro gentilicio, el apego a nuestra identidad, y al rescate de  la historia pueblerina, que poco a poco se va desvaneciendo, sin que institución alguna se digne en proteger las pocas  áreas históricas que aún quedan  en Tumeremo.

Sin pasado no es posible un presente, y un futuro prospero capaz de lograr un verdadero desarrollo sustentable, cabalmente, eso es lo que exigen los tumeremenses, defender su gentilicio, y ocupar  el auténtico sitial que le corresponde como   pueblo de accion y esperanzas.   

 

 

Discurso del Licenciado Rafael Antonio Velázquez, con motivo de cumplir 232 años de la fundación de Tumeremo, Estado Bolívar.-26 de Enero del 2020.-

 

Tumeremo, tierra del oro y del balatá, y de las aventuras inverosímiles. Por aquellos montes y sabanas no había familia de donde no hubiera salido, desde generaciones anteriores, unos cuantos varones que se marcharon desasosegados por la atracción de las riquezas auríferas del Alto Cuyuni, El Botanamo de Beria o la Introducción, así como muchas otras minas que para la época eran el epicentro aurífero de la cuenca del Yuruari y el Cuyuní.

Es el Tumeremo, que con su atracción mágica, de aquella misteriosa selva no penetrada, cuya leyenda dice: “que por encima de las fuentes del Orinoco establecían conexión con las remotas tierras dominadas por los Incas”.

Hombres y mujeres trajinaron por abruptos caminos en busca de una mejor vida, hombres curtidos que se imbuían  en las extrañas de la madre tierra en busca de un filón de oro, volviendo entre sí el nervio remoto de los conquistadores, y otros que se perdieron sin dejar rastros por las picas o fallecieron a consecuencia del paludismo o del beriberi.

Tumeremo, que como imán, se convirtió en la tierra de promisión, de acción y ensueños, justamente para la hora decisiva en la que se envuelve el  Tumeremense, producto de  ese ímpetu que lo caracteriza como persona, amable, alegre, bonachón, y por supuesto sus pobladores personifican la genuina grafía de la hospitalidad y la amabilidad.

Tumeremo, es el pueblo donde surgieron una ingente marea de hombres de gran pujanza para el trabajo, fundadores de empresas mineras y balateras; por consiguientes exitosos comerciantes y motrices de  hatos, e impulsadores de honorables familias, y ganaderos enteros y austeros que habrían hechos caminos para sus vacadas, y otros que enviaron a sus hijos a conocer la ruta de los mares y la novedad de los puertos extranjeros.

 

 

 

 

Expedición de los misioneros catalanes al rio Cuyuni

 

Las tierras de la Guayana Esequiba fueron descubierta por los españoles, capitaneados por Don Juan de Esquivel, como prueba la existencia en el dintel de la entrada del castillo del Esequibo, llamado por los holandeses Kijkoveral, de la enseña sagrada de la “cruz tallada en piedra”, el cual  constituye un documento irrefutable de su origen hispano, (según lo cita el Padre Félix de Vengamian en su libro” El Esequibo” en la pagina 248)

Los españoles, a fines del siglo XVI y principios del XVII ocuparon las riberas del rio Esequibo, donde fundaron aglomeraciones, hecho que fue comprobado por De Lait en 1591, y los mismos fueron abandonados a mediados del  siglo XVII por los españoles.

Los holandeses, por aquel entonces súbditos de la Corona de Castilla, se infiltraron en la región y fueron sustituyendo a los primitivos ocupantes ibéricos. Posteriormente se amotinaron logrando que su independencia fuera reconocida por el Tratado de Munster de 1648.Acuerdo que reconocía tanto  a España como a los Países Bajos. Los holandeses ya habían ocupado proporcionalmente la isla de Kijkoveral. (Según relata el escritor José Sucre Reyes en su libro “La Guayana Esequiba” pag.21)

La expansión holandesa se manifestó más adelante con la creación de una nueva ranchería llamada Cartago, situada en tierra firme frente a la isla Kijkoveral, en la desembocadura del Cuyuní, y del Mazaruni. En 1703 se instaló en tierra adentro, y en la ribera del Cuyuní, (exactamente en las confluencias de los ríos Yuruan y Cuyuní, lo que más adelante se conoció como El Dorado, allí crearon otro  puesto de vigilancia).-(Fuente: “La Guayana Esequiba, de José Sucre Reyes,….p23).-

Miguel Marmión, Gobernador de la Provincia de Guayana, impaciente por el vertiginoso avance de los holandeses en la zona del Esequibo, designó una expedición para explorar el rio Cuyuni, conformada por los frailes catalanes Mariano de Perafita, Buenaventura de Carrocera, Fray Tomás de Santa Eugenia y el capitán Miguel Castellano.-(Fuente: Archivo General de Indias).-

La Misión del Caroní fue el punto de partida de la expedición encargada de explorar el rio Cuyuni (agosto de 1787).

A finales de diciembre de ese mismo año la expedición llega a la Misión de Nuestra Señora del Rosario de Guasipati, donde fueron recibidos por el Fray Benito de la Garriga, fundador de ese poblado.

La comisión exploradora continúa navegando por el rio Yuruari, hasta desembocar en el Cuyuni, y visualizan el rio curumo, hasta llegar a una extensa sabana, donde resuelven instalarse, y posteriormente el día 26 de enero de 1788, deciden  fundar el hato o pueblo nuevo, “Nuestra Señora de Belén de Tumeremo”. (Fuente: Archivo General de Indias).

                       

                     Informe fundacional  de Tumeremo

 

Una vez concluida la fundación de Tumeremo, Fray Mariano de Perafita, procedió a entregar a Miguel Marmión Gobernador de la Provincia de Guayana, él Informe-fundacional del Hato o pueblo nuevo llamado Nuestra Señora de Belén de Tumeremo. Este informe señala lo siguiente: “a diez leguas en línea recta, se funda el hato o pueblo nuevo llamado Nuestra Señora de Belén de Tumeremo, tomando como punto de partida la boca del rio curumo, se trata de una extensa sabana, bordeada de monte alto, qué al poniente se ubica el rio Pariche y el rio Guarán, donde conviven familias indígenas de la  etnia Waica”, fin de la cita, (Fuente: Archivo General de Indias).-

 

Es El 26 de enero del año de 1788, cuando su institutor, Fray Mariano de Perafita, decide  definitivamente  proyectar el asiento del naciente hato o pueblo nuevo de Nuestra Señora de Belén de Tumeremo.

A pesar de la oposición de Miguel Marmión Gobernador de la Provincia de Guayana, los misioneros catalanes consideraron incontables razones para llevar a efecto la referida fundación. Ellos  consideraban que era una necesidad frenar el avance de los holandeses, quienes se habían adjudicado la región del Esequibo e inclusive había avanzado hacia  el Cuyuni.

Para el año de 1769, los holandeses se retiran de la zona del  Cuyuni, de esta forma abandonan el puesto y lo trasladan  hacia la desembocadura del referido rio.

Con la desaparición del refugio del Cuyuni ultimo y único vestigio holandés quedo eliminado el puesto ubicado en la margen oeste del Esequibo (Fuente  La Guayana Esequiba de  José Sucre Reyes…p 27).-

A pesar de todas las contradicciones y vetos del Gobernador Marmión, Fray Mariano de Perafita, procedió a fundar el hato y posteriormente materializar la existencia de un poblado llamándolo Hato “Nuestra Señora de Belén de Tumeremo.”

Al final de tantos inconvenientes la Capitanía General de Venezuela, cuyo titular era el Capitán General Juan Guielms (1786-1792), quien luego de haber estudiado con detenimiento la solicitud, y en abril de 1789, decidió la conveniencia de decretar oficialmente al pueblo de Tumeremo. (Fuente Archivo General de Indicias…p5 y 6).-

Hoy, Tumeremo, está de cumpleaños, arriba a 232 años, de haber sido fundado por el Reverendo Fray Mariano de Perafita, fecha histórica e inolvidable. De igual manera podemos señalar que en el acta fundacional, no indica que Tumeremo, signifique “Culebra Pintada”, queda entonces por determinar el sitio exacto donde fue fundado el pueblo de Tumeremo. (Fuente: Archivo General de Indias).

 

Tumeremo histórico

Tumeremo, pueblo donde sus habitantes conviven una vida con sabor cálido, su tono ardido y genuino de lo que está a las puertas de lo inesperado. El Tumeremense siente y convive con una temperatura y una prisa que exaltan y que lleva al prodigio de haber nacido en una tierra llena de gracia, cuyas virtudes y bondades encumbran al don de la naturaleza. Las miradas, vueltas a la corriente que camina rumbo al mar, por el derrotero azul de sus ríos que nos remotan a las selvas desafiadoras, hacia la montaña cargadas de tesoro y de hechicerías, hacía los torrentes intocados, hacia las llanuras ilimitadas, hacia las tierras todas por donde se tendrán las rutas definitivas de lo por venir.

Por estas calles de Tumeremo se respira y se vive un eco de pisadas libertarias. Justamente en el ardor inquebrantable de la patria, el 7 de mayo de 1892, se produjo un movimiento militar y político, (inicio del movimiento Legalista en Tumeremo.

Movimiento militar liderado por los Generales Domingo Antonio Sifontes, Antonio Zerpa, Amador Ortega (con el cual me unen lazos de consanguinidad ya que fue el progenitor de mi señora madre América Velázquez, Tumeremense de pura cepa, ya fallecida), y los coroneles Pedro L. Machado y Antonio Zapata. Tumeremo fue ocupado militarmente, avanzaron hasta El Callao y Guasipati, capital del Territorio del Yuruari. Una vez establecidos en El Callao,  constituyeron en esa población   lo que se conoció más adelante como “La División Roscio.-”

En ese Tumeremo histórico se acurrucan en la juntura de los quicios las expresiones vitales del Libertador del Sur, el General Domingo Antonio Sifontes, que sin lugar a dudas perduran en el sentimiento de todos los nativos de este terruño, los que aún en cuerpo y alma sienten el ánimo de aquella faena polico-militar conocida como “El Incidente del Cuyuni”, ocurrida el 2 de enero de 1895.

 

 

Rómulo Gallegos en la Avenida Sifontes

Dentro de esa  vivencia histórica es necesario resaltar, la presencia en Tumeremo del escritor Don Rómulo Gallegos. Fue el 06  febrero  de 1931, en la emblemática avenida Sifontes, donde se sentó a escuchar a los pulgueros la extraordinaria leyenda del “Dios Canaima”, lo que simboliza que la maravillosa novela “Canaima”, nació en la avenida “Sifontes. Por cierto que dicha avenida se aferra a los designios inexorables del tiempo.

Es necesario resaltar que la hoy la llamada avenida Sifontes”,fue construida en el año de 1923, el jefe civil para ese entonces General Wenceslao Casado, acordó la construcción de la señalada avenida, y a tal efecto le encomendó la obra al agrimensor José Rafael Figarella, mejor conocido como el bachiller Figarella, el mismo que delimitó los ejidos municipales. La obra fue inaugurada el 24 de julio de 1924, el jefe civil para rendirle pleitesía al presidente de la Republica, la denominó Avenida Benemérito “General Juan Vicente Gómez”.

 Hoy sus predios han sido mutilados ante la mirada abyecta de los que no tienen un mínimo conocimiento de la historia de Tumeremo. Es hora que se rescate nuestra avenida Sifontes, y, por consiguiente que las autoridades municipales la declaren “Patrimonio Histórico”. Existen las razones autenticas, para redimir ese espacio que nos retrae el recuerdo perdurable que identifica a Tumeremo como pueblo de aventuras y ventureros

Un radio en “El Puñado de Rosa”

 

La segunda guerra mundial estaba  en pleno desarrollo. El pueblo estaba totalmente desinformado de los acontecimientos que ocurrían del otro lado del planeta. José Figarella, dueño del Puñado de Rosa, compró en Caracas un radio, y lo instaló en el interior del local, sintonizaban la “Estación de Londres de BBC”, emisora que cada segundo trasmitía boletines, sobre los acontecimientos de la segunda guerra mundial.

Hombres y mujeres se aglomeraban en el interior del local, prestos a escuchar las noticias sobre el acontecimiento bélico.

El volumen de gente, era más numeroso, el local resultaba insuficiente. Figarella, resolvió instalar una enorme corneta conectándola a un cable, instalándola a un madero que fijó en la parte derecha del redondel de la Plaza Bolívar. Como era de costumbre, la  gente todas las tarde acudía a la Plaza Bolívar, a escuchar el reporte emitido por la estación de Londres de BBC”.

Cabe destacar que en este emblemático lugar (el Puñado de Rosa) Rómulo Gallegos, quien en la oportunidad que visitó a Tumeremo, pueblo este, donde comenzó a escribir su extraordinaria novela Canaima, tomando apuntes en “El Puñado de Rosa”. Allí  conoció a Domingo Fuenmayor, el minero que trajo de las minas de Payapal tres quintales de oro, y en una fiesta de carnaval,  en vez de jugar con serpentina, jugó con oro, lanzándolo por las calles de Tumeremo. Este señor Fuenmayor fue quien le dio datos a Gallegos para escribir su novela Canaima.

El Puñado de Rosa estaba ubicado en la calle Miranda, frente a la plaza Bolívar de Tumeremo, justamente donde actualmente reside  la honorable matrona doña Carlota Hernández de Camacho, quien por cierto durante muchos años ejerció la odontología.

 

El Conde Cattaneo y el General Angelito Lanza en “Las Chicharras”

 

Nuria, con su imponente serranía, era el sitio ideal, donde el hombre, fugitivo de la justicia, se enconchaba para asegurar su existencia, y de esta forma burlar la persecución de la dictadura gomecista.

Nuria, con su zigzagueante altiplanicie cubierta por esa inmensa selva, escenario creado por la magia de la intrincada frondosidad, que se pierde en  la lejanía, es testigo mudo de la presencia de la figura legendaria del Conde Cattáneo (Antonio Gastón Cattaneo Quirin conde de Cedrano). Personaje que dedicó buena parte de su vida a la defensa de nuestro territorio.

En el sitio conocido como “Las Chicharras” donde se libró la gran pelea por el dominio de la Pica hacia  la Guayana Inglesa, donde  General  “Angelito Lanza”, se alzó contra el gobierno del General Juan Vicente Gómez, derrotando  al General Marcelino Torres, quien para ese entonces fungía como Gobernador del Territorio del Yuruari, hecho ocurrido en el año de 1914.

Cabe resaltar que en esa acción militar participó el Conde Cattaneo, cuya actuación militar  fue definitivo para que el movimiento militar conocido como “La Angelitera” resultara vencedor.

Con esa victoria se consolidaba la posición necesaria para garantizar la presencia en Tumeremo del General El Mocho Hernández. 

 

La personalidad del Dr. Miguel Emilio Palacios

El Dr. Miguel Emilio Palacios, nativo de Calabozo, Estado Guárico, nieto en tercer grado de doña María Concepción Palacios y Blanco (madre de El Libertador Simón Bolívar), doctor en Ciencias Exactas e Ingeniero Civil de Minas, cuyo nombre ocupa sitio prominente en nuestra Patria por haber sido el más esforzado y estudioso profesional en la materia de minería, que ha dejando una obra fecunda, útil y por cierto muy aprovechable en los actuales momentos. Fue llamado por el Dr. Raimundo Andueza Palacios, Presidente de la República y primo hermano del Dr., Miguel Emilio Palacios, para que hiciera un recorrido en la línea fronteriza comprendida entre la Guayana Británica y la Guayana Venezolana, y realizara estudios geológicos en toda la zona.

El Dr. Miguel  Emilio Palacios, hizo suyo a Tumeremo como su tierra natal. En 1925, la Municipalidad de ese entonces, en reconocimiento a este ilustre venezolano, honrró con su nombre la primera escuela de varones fundada en  Tumeremo. Como la mayoría de los sabios, de los hombres buenos y probos, el Dr. Palacios murió pobre y ciego, a las once de la mañana del 31 de diciembre de 1931, sus restos están enterrados en el cementerio local, y su mausoleo en el total olvido.

El muerto de la Carata

Con el Muerto de la Carata entramos en el reinado tenebroso de los fantasmas y de los duendes. La selva ha sido siempre superabundante en estos habitantes misteriosos, y a lo largo de los ríos que atraviesan nuestros grandes bosques aún vírgenes, van floreciendo las leyendas, en intrincada maraña, y hermanan y combinan, en gestos extraordinarios, las que enseñaron los indígenas a los primeros blancos con las que estos se han  ido acumulando después y con las que han culminado al calor de los hechos tan frecuentes en las latitudes del prodigio.

Acumulados en el acervo histórico de este pueblo existen hechos que nos marcaron y no se trata de una preferencia caprichosa, sino de un sentimiento complejo y hasta doloroso, Tumeremo, apoyó, con recursos al General en Jefe Manuel Piar, en su proeza libertaria en la batalla de San Félix.

En esta fecha, cuando el pueblo cumple 232  años de su fundación, los nativos de Tumeremo, caminan bajo una brisa recia que de cuando en cuando levantan nubes arenosas que requiebran su economía lugareña, lo que hace pensar en que el Municipio Autónomo General Domingo Antonio Sifontes, no ha logrado ese dominio generalizado llamado desarrollo sustentable.

La Mano Negra en Tumeremo

En los albores del año de 1920, el General Pedro José Fernández Amparan, fijó su centro de operaciones militares en la finca de su propiedad denominada “5 Reales” (hoy conocido como Chuponal); esta finca se ubicaba en la parte derecha del camino que conduce de Tumeremo con los límites del otrora Territorio Delta Amacuro.

La plaza Bolívar de Tumeremo, era el centro ideal donde se desarrollaban las tertulias políticas. Eran las seis de la tarde, del día 20 de junio de 1920, el General Alamilla Ramos, Jefe civil de Tumeremo, y todos sus sequitos se encontraban reunidos frente a la jefatura civil, se presentó el negro Otiliano, quien fungía como espaldero de confianza del General Fernandez, delatándolo e indicando el sitio donde se encontraba el General Fernández

Alamilla Ramos, envió un piquete de 12 hombres armados de máuseres al mando del Coronel Alejandro Noguera Blanco, entre ellos  un individuo llamado Manuel Domínguez, quienes tenían órdenes de capturar  o en caso de resistencia pasar por las armas al General Juan Fernández Amparan.

La noche oscura y tenebrosa del 22 de junio de 1920 envolvió con su manto el vil asesinato del General Juan Fernández. Las cabalgaduras y el tropel de los caballos se hicieron sentir en los predios de la finca “5 Reales”.

El General Fernández, estaba acostado en un chinchorro, cuando imprevistamente, los esbirros del régimen dispararon asesinando a mansalva al bizarro General.

El cadáver del General Juan Fernández Amparan, fue lanzado a una carreta tirada por una mula. La carreta con su lúgubre cargamento fue aparcada al pie de una mata de mamón que está ubicado frente a la plaza Bolívar de Tumeremo. Árbol que aún permanece en pie como evidencia de uno de los crímenes más horrendos ocurridos en el siglo pasado.

Alamilla Ramos, ordenó que esa misma noche, se procediera a  sepultar, los restos del General Juan Fernández Amparan.

Pedro Andrés Cova, quien se desempeñaba como Juez de Tumeremo, conoció de la causa, el gobierno presionó al Magistrado al extremo que este se vio obligado  a paralizar la causa y proceder a su archivo.

El Magistrado dictó decisión, argumentado que por falta de impulso procesal el expediente debería ser archivado. De esta forma,  el asesinato del General Fernández, quedo impune y sus autores, sin recibir las sanciones penales

El asesinato del General Juan Fernández Amparan, produjo reacciones de disgusto y cólera en la sociedad tumeremense. Un grupo de compañeros se organizaron para vengar la muerte del General Fernández, surgiendo lo que se conoció en Tumeremo como “La Mano Negra”.

Ahora bien, en los predios pueblerinos se comentaba  que las hermanas Montenegro familia muy cercanas al General asesinado, fueron las que organizaron esta cofradía para desagraviar el crimen del General Fernández.

A los pocos días de haber ocurrido la muerte del General Fernández, una soleada mañana los habitante de Tumeremo, fueron sorprendidos, que en las paredes de las casas, apareció una leyenda que decía:”la mano negra vengará la muerte del General Pedro José Fernández Amparan.

No transcurrieron muchos días. La mayoría de las personas que actuaron en el asesinato del General Fernández, fueron apareciendo una por una ejecutadas. Los autores de esta venganza dejaban pintada en el pecho de la victima una mano negra, en señal de haber cumplido con su cometido.

Con relación a Manuel Domínguez, quien formó parte de la comisión que asesinó al General Fernández, este temeroso que la mano negra lo ubicara, se escondió en el caserío “La Bomba”, donde más tarde fue ubicado y posteriormente ejecutado.

El Coronel Alejandro Noguera Blanco, evadiendo a la mano negra se marchó para Caracas, a los pocos días de haber llegado a la capital, apareció  muerto con la marca en el pecho de la mano negra.

Cabe destacar qué el panteón de este valeroso General estuvo ubicado en la entrada de  cementerio de Tumeremo, lamentablemente sujetos inescrupuloso profanaron su tumba.  El nicho del General Juan Fernández Amparan fue extraviado de su lugar de descanso.

 

 

 

 

 

Se cambian costumbres, culturas y hábitos

 

Lo cierto es que el Tumeremo de antaño continúa transitando por una vereda con muchos vericuetos. Tumeremo, al arribar a un nuevo aniversario de su fundación, tropieza con un acontecimiento inusitado, al pasar de un pueblo pastoril, cuando sus habitantes vivían del pastoreo de bovinos, caballos, ovinos y caprinos, así como de los cultivos agrícolas, enraizando las familias a una convivencia de marcada amistad.

Que hasta  tiempos recientes, el pueblo en general llevaba una vida familiar compartida, sin violencia, ni egoísmo. Era un pueblo verdaderamente vivible, atrayendo gente de bien, fundando distinguidas familias, dejando como testimonio patrimonial, apellidos distinguidos, algunos de los cuales fundaron núcleos familiares fuera del pueblo, extendiendo así el abolengo Tumeremense.

Hoy  en  la ciudad y en los campos, la idiosincrasia se viene transformando radicalmente. En otro orden de ideas, se cambian costumbres, culturas y hábitos.

Los campos se están quedando solos. Las pocas ganaderías y explotaciones agrícolas que subsisten, se encuentran sin trabajadores. Aunque los productores vienen mejorando los incentivos para la mano de obra, no encuentran trabajadores para contratarlos.

La respuesta que se encuentra en cualquier lugar, dentro y fuera de la ciudad y los campos, es que los tradicionales obreros agrícolas se han marchado hacia las minas de oro, atraídos por los altos precios que hoy tiene este metal.         

Tomando en cuenta que buena parte de la población, especialmente los jóvenes, se van a la mina, a probar nueva suerte, y admitiendo que la cultura aurífera difiere mucho de la cultura agrícola y pecuaria, explica por sí misma, el evidente cambio que se observa en todos los niveles. La transición de una cultura a otra, infiere motivaciones conflictivas, ambiente este que se complica con la compleja situación política que vive el país, de la cual los habitantes de Tumeremo no podemos ser indiferentes.

Muchos son los factores que afectan el desenvolvimiento cotitidiano de los tumeremenses, y ese no es otro que el violento cambio social, que día a día tienen que enfrentar los habitantes del Municipio Sifontes.

Sin embargo,  podemos entender que la conflictividad que vivimos, se inserta en los procesos históricos  que tienen que transitar los pueblos y los países, cuando se proponen avanzar y desarrollarse.

No se concibe que un pueblo, a través de los años, lleve un nivel de vida de mucha tranquilidad o de mucha violencia, Tiene que vivir etapas, dándose el caso de los pueblos que aprenden del sufrimiento.  El conflicto que vivimos hoy, para el cual no estábamos preparados, tenía que presentarse algún día.

Resulta interesante que un pueblo  viva sus etapas, con sus propias características que cada una le imponga, implorando al Altísimo la adopción de un importante grado de comprensión y tolerancia. Y como lo define una enseñanza del optimismo: ¡No te rindas!

 

El Tumeremo cumpleañero, requiere de una visión mística del futuro y por supuesto que la politiquería de oficio inspire la confianza que el pueblo exige,  Es oportuno elevar votos a nuestra excelsa patrona Nuestra Señora de Belén, a que ilumine a nuestros gobernantes, para que el rayo de “la Luz Divina” los irradie y los conduzca por el sendero del entendimiento  y la razón.

Unamos voluntades, conciencias y ofrezcamos ese sincero y tenaz apoyo para que el Tumeremo cumpleañero, obtenga de sus hijos una acción positiva de solidaridad y la conjunción de la palabra, ética,  viva, y honrada, que se requiere en estos cruciales y difíciles momentos que vive la Patria de Bolívar.

Rechacemos ese concepto  negativo e incandescente que adolece en las arcadas del tiempo y puntualicemos a Tumeremo con la mirada recia hacia un futuro promisor. Sin embargo no podemos ocultar que este terruño nos duele, y que no se convierta en un cuarto oscuro donde no se piense, mucho menos  se reflexione para no tropezar a cada rato con nuestra ignorancia, con nuestra propia indolencia, con nuestros propios conformismos, con nuestra intolerancia y falta de solidaridad, siguiendo así en las tinieblas del alma adormecida.-

Tumeremenses, no dejemos que nuestro terruño siga siendo un fragmento solitario que no haga reflexionar ni meditar a nadie. Encendamos esa luz pequeña pero al que al inicio, se va agigantando hasta iluminar los horizontes y fronteras para formar, audaces, capaces, honestos y dignos hombres que vayan ascendiendo por los caminos del entendimiento y la racionalidad.-

Concluyo con una frase de Napoleón Bonaparte cuando dijo:”Aquel que no conoce su historia está condenado a repetirla” y el filosofo español Jorge Agustín Ruiz de Santayana afirma: “Aquellos que no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo”.

Agradezco sinceramente a todos ustedes por haber tenido la gentileza y la  paciencia para escuchar parte de algunos fragmentos más resaltantes de la historia de Tumeremo, un pueblo que vive y palpita ansiado en un destino de grandeza.