domingo, 16 de febrero de 2020








La leña reemplaza el gas en Tumeremo

*Han transcurrido varias semanas que el transporte de gas brilla por su ausencia en Tumeremo
*En diferentes calle de Tumeremo, se ubica un vendedor de “leña”, lo cual sirve para paliar el problema de gas

Rafael Chino Velázquez.
C.N.P. 24.420

Tumeremo.-Durante los últimos días la crisis ha venido haciendo estragos en todos los extracto sociales de Tumeremo. Nos referimos a la carencia total del suministro de gas.
Han transcurrido varias semanas, que el suministro de gas no llega a la población de Tumeremo. Problema este que  pica y se extiende, afectando a los pobladores de Tumeremo, El Dorado y San Isidro, parroquias que conforman el municipio Autónomo General Domingo Antonio Sifontes del Estado Bolívar.
Hasta ahora ninguna autoridad competente ha emitido pronunciamiento oficial, con respecto al problema del abastecimiento de gas a la población tumeremense.  
Lo cierto es que la mayoría de las familias tumeremenses, en vista de que el suministro de gas brilla por su ausencia, no les queda otra alterabilidad que apelar al viejo y rustico sistema de utilizar leña para cocinar, y de esta forma cumplir con los demás quehaceres domésticos.
La gráfica que acompaña la presente nota es por demás elocuente, en un recorrido que hizo el periodista por las diferentes calles de Tumeremo, se pudo observar la presencia de personas que se  dedican a la venta de ese caduco producto, pero debido la ausencia de gas en Tumeremo, y aunado a la   crisis que afecta al venezolano de a pie, no les queda otra alternativa que regresar al viejo sistema de utilizar “leña”.-

¿Quién fue el que halló el diamante más grande de Guayana?
El Indio Solano, Támbara  o Barrabás

Especial para El Progreso
Rafael “Chino” Velazquez
C.N.P. 24.420
La historia está llena de capítulos en los que sus protagonistas quedaron compensadas en riquezas y posiciones sociales, unos más que otros, pero al final de cuentas, la posteridad ha contribuido a descifrar muchas contradicciones.
Aventuras inverosímiles de hombres y mujeres que en el siglo pasado, fueron artífices de episodios, incidentes y sucesos que marcaron pauta en la inmensa y misteriosas selva guayanesa, bañada por innumerables ríos de ignotas fuentes que lo atraviesan. Hombres inquietos que perdían el rumbo de un camino incierto, esperanzados en descubrir una buena mancha de purgo, un rico filón de oro, o diamante del Caroní.
Guayana era sin lugar a dudas la tierra milagrosa, donde una noche cualquiera se echaban los dados y todos los hombres intrépidos querían ser la partida.

Época del aquel  Tumeremo fogoso, donde las fiestas, los bailes y las parrandas, eran centro de atracción en medio de una noche encendida, a la luz de una lámpara de carburo, cuyo rayo incandescente alumbraba el salón o garito donde se desarrollaban momentos alegres, y lúgubres en otras. Lo cierto es que muchas de esas personas se quedaron en Tumeremo, unos por el cariño y otros tras un trágico o triste final.
El hombre por su innata naturaleza busca afianzar en forma rápida la subsistencia de su propio ser e igualmente el de su entorno familiar. Muchos hombres se encumbraron en los subrepticios de la Guayana, en busca de una fortuna rápida. Esa Guayana, cuya palabra mágica, enardecía las apetencias de lograr un buen filón de oro.

Rafael “El Indio” Solano

Rafael “El Indio” Solano, era nativo El Manteco, llego muy joven a Tumeremo, junto con su hermana Luisa Solano y su sobrina Rosa Solano, hija de Luisa, donde establecieron su residencia en la calle Junín, hoy avenida Las Tres Rosas. Luego el Indio Solano contrajo matrimonio con María “Tatica” Garrido. 
   Por su parte, Jaime Teófilo “Barrabás” Hudson, llegó del vecino pueblo de El Callao de donde era oriundo, haciendo vida marital con Luisa Solano y conviviendo en la misma residencia de su cuñado el Indio Solano.
 Mientras tanto Barrabás se dedicaba a realizar trabajos de albañilería y con ello paliar su menguada economía, pero eran pocos los trabajos que podía realizar, motivado a que esta profesión no le producía lo suficiente para resolver los problemas familiares.
Tumeremo era conocido por su ganadería, agricultura y el trabajo del balatá, como fuentes principales de ingresos económicos. Además, Tumeremo contaba con fábricas de jabón, velas, aguardiente, talabartería, heladería y una gran producción de casabe y panela de papelón.
Muchas de estas personas venidas de otras tierras se establecieron en Tumeremo, donde formaron empresas, y otros se dedicaron a la explotación del balatá y la minería.
Es así como Rafael “El Indio Solano”, sus hermana Luisa, la joven Rosa, Rafael Vera, Israel “Tambara” Pacheco, hombres curtidos y conocedores  del trabajo minero incursionan en la mina del alto Cuyuni, en búsqueda del precioso metal que les cambiara la vida de una vez por todas.       



¡Reventó una bulla de Oro en El Polaco!

En Tumeremo, la noticia corrió como pólvora….que en el Polaco están agarrando oro y diamante  como arroz! .Ni corto ni perezoso, el indio Solano, conformó un grupo de amigos mineros  para viajar al polaco y probar suerte.
Éstos mineros fueron: Israel “Tambara” Pacheco, “Barrabás”, Rafael Vera, América Velázquez, el propio Rafael “El Indio” Solano, y Saturnino Lizardi. Una vez que llegaron al polaco, el grupo se dividió en dos, el Indio Solano, y Támbara, se ubicaron en un terreno seleccionados por ellos; igual lo hicieron Rafael Vera y América Velázquez, (mis padres, testigos presenciales de este hecho). En vista de que se había agotado el bastimento, ese día  Barrabás, se fue a Icabarú a diligenciar la compra de alimentos.

¡El hallazgo!
Eran aproximadamente las once de la mañana, del día 10 de octubre de 1941. La faena comenzó a muy tempranas horas 1941. El corte, así le llaman en el argot minero el sitio de trabajo. Ubicados, Tambara, con la pala vaciaba el material arenoso en la suruca, que manipulaba El Indio Solano, quien  pacientemente, comenzó a girar de un lado la suruca, cuando observa una piedra de cierto tamaño, y le dice a su compañero, Tambara, parece un diamante, a lo que este le responde, no me parece, de seguida llamaron a los otros compañeros Rafael Vera y América Velázquez, y a Saturnino Lizardi, quienes  trabajaban a un lado, los tres compañeros llegan a la conclusión de que se trataba de un enorme diamante.
Una vez que “Barrabas” regresa de Icabarú, se encuentra con la noticia del hallazgo del diamante. Ese mismo día acordaron regresar a Tumeremo, para negociar la preciosa piedra. Los socios “Tambara” y “El Indio” Solano, autorizaron a “Barrabas”, para que hiciera los tramites con respecto a la venta.
De Tumeremo a Caracas
Una vez en Tumeremo, Barrabás, fue asesorado por el señor Gilberto Daly, quien fungía en el pueblo como tenedor de libros, (figura de contador), le propone que lo más conveniente era trasladarse a Caracas y negociar el diamante. El famoso diamante tenía una medición de 2.43 centímetros de ancho y 3 de largo, pesó 154 quilates, el cual le etiquetaron el nombre de Libertador.
Gilberto Daly, una vez en caracas, contactó a una empresa especialista en compra de piedras preciosa la casa Harry Winster, empresa esta, que hizo un gran negocio con el diamante. Lo cierto es que “Barrabas”, llego a retratarse junto al Presidente Isaías Medina Angarita.
En Ciudad Bolívar, alquiló un vehículo, y una tarde llegó a Tumeremo. En la entrada del pueblo, fue recibido con música, y fuegos artificiales. Días de farras y jolgorios. “Barrabas”, el hombre rico, alegre y bonachón, disfrutó al extremo. Se olvidó de sus compañeros, y abandonó a su mujer de infortunio Luisa Solano. Barrabás, jamás regresó al hogar de la familia Solano.
Rafael “El Indio” Solano, fue el verdadero minero que efectivamente halló el diamante, y su compañero “Tambara”. Estos dos hombres, que por designios de la vida, fueron los prototipos de tener en sus manos el diamante más grande que la historia haya conocido, quedaron relegados a la más  mínima expresión del olvido, y por consiguiente, la suerte les fue adversa, nunca pudieron disfrutar los manjares que produjo la inmensa fortuna que les había deparado el  destino.
A “Barrabás”, el dinero le llegó a manos llenas, pero el vicio y la vida descontrolada lo llevaron a la ruina. Jaime “Barrabás” Teófilo Hudson. Él hombre fuerte, fibroso, alto (de casi dos metros), con la piel curtida por el duro trabajo de la minería, y agotadas su fuerzas físicas, optó por retirarse de esa duro trajinar que personifica la minería.
Ya sin recursos económicos, y con el apoyo del comerciante José Valor, Barrabas apertura un negocio en Icabarú, dedicándose a la venta de cervezas y licores. Con el tiempo liquida este negocio, se traslada para El Dorado.  En la calle llamada barrio Loco, instaló un pequeño negocio que se dedicaba a la a la misma razón social: venta cervezas y aguardiente.
Posteriormente cerró aquel establecimiento de bebidas alcohólicas, mudándose para Tumeremo. Nuevamente estableció un nuevo comercio con las características ya nombradas, venta de cerveza y aguardiente “La Fortuna”, el cual estaba ubicado al final de la calle El Dorado.
“Barrabás”, pobre y sin recursos muere en el hospital de Upata
Barrabas comienza a padecer diversas enfermedades que fueron minando poco a poco su débil y menguada  salud, postrado en una cama y sin recurso para poder aliviar sus males. El 02 de junio de 1992,a las ocho de la mañana, muere en el hospital Gervasio Vera Custodio, de Upata, Municipio Piar del Estado Bolívar. Fueron pocos los amigos que asistieron a su velatorio. Sus restos fueron sepultados en el cementerio municipal de Tumeremo