AQUÍ TUMEREMO
Rafael “Chino” Velázquez
Rafael.velazquez.a@gmail.com
Jesús
juzgó, condenó y perdonó
La ley era clara. Y la actuación
de Jesús era una actuación contra la ley. Por eso, aunque se tratara de curar a
un enfermo, la curación se convertía en un hecho delictivo. ¡La ley no lo
permite ¡
Ahora bien, para que se creara
este despertar de la conciencia colectiva del pueblo en solo tres años de
actuación de Jesús tuvieron que acontecer muchas cosas. Y muchas cosas
acontecieron realmente. Nosotros solamente conocemos algunas. Quizás solo la más
espectacular. Pero quizás también las menos efectivas. La espectacularidad no
se equipara a la efectividad. La espectacularidad es quizás la explosión
circunstancial de algo que día a día viene creciendo en la conciencia del
pueblo.
Lo cierto es que durante tres
años Jesús recorrió los campos de Judea. Pueblos y ciudades tuvieron
conocimiento de su voz. Los samaritanos le dieron alojamiento. Sé entrevisto
con personas de todas las categorías sociales: altos personeros judíos,
funcionarios romanos, centuriones, gente de baja calaña, viudas, huérfanos,
pescadores, gente del campo, niños, enfermos, endemoniados, mujeres, hombres,
pecadores…Todas las categorías sociales toparon en su camino. Y a todas las
trato en su justa medida. A los humildes les dijo: “Déjenlos que acerquen a
mi”. Y a los soberbios los expulso de su lado. A Herodes le mando un recado provocativo:
“Díganle a ese zorro…..”
Y le acecharon. Los fariseos
montaron guardia para mirar “sobre la forma de cazarle en alguna palabra”. En
su predicación había gente sencilla, en busca de una palabra de consuelo, de
una palabra de paz, y quizás también de algún alimento. Pero, por lo mismo
estaba la gente infiltrada: espías.
Es curioso el perdón de Jesús.
Aquellas personas a quienes nadie
perdonaba, Jesús las perdonaba. Y se lo echaron en cara: “como y es amigo de
pecadores y prostitutas”. Anduvo con todos, pero sus favoritos fueron “el
desecho de la sociedad”. Es decir, se muestra el ser más humano que haya pisado
tierra inhumana.
Y sufre. Sufre el hambre: Y
después de estar si comer durante cuarenta días y cuarenta noches, sintió
hambre”. Y cuando el camino era largo le vencía el hambre, la sed y el cansancio:”Cuando
salieron de Betania, tuvo hambre y, viendo a lo lejos una higuera cubierta de
hojas, fue a ver si encontraba algo. Se acercó, pero solo tenía hojas, ya que
todavía no era tiempo de higos”. Mucha hambre debió tener Jesús, porqué se
enfado con la higuera, a pesar de no ser tiempo de higos: Que nadie coma jamás
fruto de ti”. Jesús sabía afrontar el peligro. Cuando anuncio a sus discípulos la enfermedad de
Lázaro y su intención de ir a visitarle, los discípulos quisieron hacerle
desistir de aquel viaje: “Maestro, hace poco los judíos querían matarte a
pedradas, ¿y otra vez quieres ir? Y se fue.Aceptaaba el peligro cuando el
peligro debía ser aceptado.
Y por ser normal, lloró.Lloro al
ver la ciudad, aquélla ciudad grandiosa de Jerusalen, donde se reunían todos
los vicios y todas las virtudes de las grandes ciudades, dónde la miseria y la
riqueza se deban la mano como una caricatura macabra.
La anterior parábola coincide con
el desconsuelo que tiene que afrontar el pueblo de Tumeremo, cual Jerusalén
imbuida en el duro trajinar de una irreverente aflicción fruto de la
descomposición social. El Municipio Sifontes nos está llamando suplicante
¡.Nuestras comunidades requieren nuestro esfuerzo solidario! Nuestras
autoridades aun honestas y trabajadoras, nos tienden la mano, para pedir apoyo !.Nuestras
zonas de fronteras, siempre desguarnecidas y olvidadas, exigen autoridad bien
concebida y ejercida, y nuestro caro gentilicio, ordena identidad para que no
se siga diluyendo nuestra esencia y nuestra conciencia de hombre sanos, de
buenas costumbres y de fe y brega diaria….No
lloremos a Tumeremo, como Jesús lloro a Jerusalén…..!
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